Nuestras ciudades y territorios se enfrentan a una confluencia de presiones sin precedentes. A escala global, el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales, la creciente desigualdad social y las transformaciones demográficas exigen replantear los modelos de desarrollo urbano.
Esta combinación de vulnerabilidades globales y locales genera una urgencia por adoptar estrategias urbanas innovadoras e integradas. Y es que el urbanismo tradicional, a menudo sectorial y reactivo, demuestra carecer del marco teórico e instrumental adecuado para anticipar y abordar la magnitud y complejidad de estos desafíos a los que nos enfrentamos.
En este escenario emerge el Urbanismo Ecosistémico. Este enfoque representa una evolución necesaria, un cambio de paradigma que concibe las ciudades no como meras acumulaciones de infraestructuras y edificios, sino como complejos ecosistemas humanos.
Dentro de este marco, Salvador Rueda, ecólogo urbano, presidente de la Fundación Ecología Urbana y Territorial, ponente y «voz de impacto Géiser», propone un marco holístico para la planificación y gestión urbana, fundamentado en principios ecológicos y en una comprensión sistémica de las interrelaciones entre los componentes urbanos. La necesidad de aumentar la capacidad de anticipación frente a las disfunciones urbanas y las incertidumbres globales es un pilar central de su planteamiento.
Hoy, aprovechando los fundamentos del urbanismo ecosistémico y aprendiendo de iniciativas pioneras como el Modelo de Desarrollo Sostenible impulsado en San Cristóbal de La Laguna, podemos comprobar que transitar hacia una sostenibilidad estratégica y posicionarnos como un referente en prácticas de desarrollo responsable es posible.
La experiencia de La Laguna, aunque incipiente, podría actuar como catalizador para una transformación más amplia en Canarias, demostrando la aplicabilidad de estos principios en el singular contexto insular.
Los fundamentos del urbanismo ecosistémico de Salvador Rueda
El Urbanismo Ecosistémico se erige sobre la premisa fundamental de que las ciudades son ecosistemas, aunque de una naturaleza particular y compleja, donde el componente humano es central. Salvador Rueda argumenta que, como tales, su planificación y transformación deben regirse por los principios de la ecología. Esto implica una ruptura epistemológica con la lógica lineal y parcelaria que ha dominado el urbanismo tradicional, adoptando en su lugar una lógica circular, sistémica y holística.
Este cambio de perspectiva sitúa a los seres humanos y las leyes de la naturaleza en el epicentro de la planificación, reconociendo que la ciudad es el sistema más complejo creado por la especie humana.
Los 4 ejes del Modelo Urbano Sostenible
El modelo urbano propuesto por Rueda, adaptado a la era de la información, se articula en torno a cuatro ejes interrelacionados que definen las características deseables de una ciudad sostenible:

- Funcionalidad Urbana: Prioriza la morfología urbana compacta frente a la dispersión, buscando la proximidad física entre residencia, trabajo y servicios para optimizar el uso del suelo y la energía, y facilitar la interacción social.
- Complejidad Urbana: Fomenta la diversidad de usos, actividades económicas, instituciones y grupos sociales dentro del tejido urbano, entendiendo que esta complejidad organizativa es fuente de resiliencia, innovación y vitalidad.
- Eficiencia Metabólica: Busca optimizar los flujos de energía, agua y materiales dentro del sistema urbano, minimizando el consumo de recursos, reduciendo la generación de residuos y la contaminación, y promoviendo la autosuficiencia y la circularidad.
- Cohesión Social: Persigue la equidad y la inclusión, garantizando el acceso a la vivienda, los equipamientos y las oportunidades para todos los ciudadanos, independientemente de su condición socioeconómica, cultural o etaria, y fomentando la convivencia y el sentido de comunidad.
Los 15 Principios Rectores del urbanismo ecosistémico
Estos cuatro ejes se despliegan en quince principios operativos que guían la planificación y el diseño urbano, tanto en la regeneración de tejidos existentes como en nuevos desarrollos. Estos principios, detallados en el análisis de Rueda, son interdependientes y actúan de forma sinérgica:
- COMPACTIBILIDAD VS DISPERSIÓN: Reducir el consumo de suelo mediante la rehabilitación, redensificación y recuperación de vacíos urbanos, generando la masa crítica necesaria para la eficiencia de servicios y transporte.
- DESCOMPRESIÓN VS COMPRESIÓN: Lograr un equilibrio entre la densidad funcional necesaria y la dotación suficiente de espacio público y verde de calidad para el bienestar y el contacto con la naturaleza.
- ACCESIBILIDAD VS MOVILIDAD PRIVADA: Priorizar el acceso a los servicios y oportunidades urbanas sobre la facilidad de movimiento en vehículo privado, fomentando activamente la movilidad peatonal, ciclista y el transporte público eficiente.
- CIUDADANO VS PEATÓN: Transformar el espacio público viario, especialmente las calles, de meros canales de circulación a lugares multifuncionales para la estancia, el encuentro, la cultura, el ocio y la expresión ciudadana.
- HABITABILIDAD EN EL ESPACIO PÚBLICO: Asegurar la calidad ambiental del espacio público (control de ruido, contaminación atmosférica, confort térmico) y su atractivo (diversidad de actividades, verde urbano, servicios) y ergonomía (accesibilidad, diseño adecuado).
- COMPLEJIDAD VS SIMPLIFICACIÓN: Incrementar la diversidad de «personas jurídicas» (actividades económicas, asociaciones, instituciones) como base de la competitividad en la era del conocimiento, superando la estrategia industrial basada en el consumo de recursos.
- HIPERCONECTIVIDAD: Integrar las tecnologías de la información y la comunicación para potenciar el flujo de información, facilitar la desmaterialización económica y fomentar la innovación y el emprendimiento en red.
- VERDE VS ASFALTO: Aumentar significativamente la superficie verde urbana y la biodiversidad, creando una red conectada de espacios verdes y promoviendo la agricultura urbana, respondiendo a la necesidad humana de naturaleza (biofilia).
- AUTOSUFICIENCIA ENERGÉTICA: Maximizar la generación local de energías renovables y aplicar medidas drásticas de ahorro y eficiencia energética, aspirando a un régimen metabólico de baja entropía.
- AUTOSUFICIENCIA HÍDRICA: Gestionar el ciclo integral del agua con criterios ecológicos, maximizando la captación, reutilización y ahorro para asegurar el suministro y preservar los ecosistemas acuáticos.
- REDUCCIÓN, REUTILIZACIÓN Y RECICLAJE VS DESPILFARRO: Aplicar los principios de la economía circular a los flujos de materiales, minimizando la generación de residuos en origen y maximizando su valorización.
- MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO: Reconocer el papel crucial de las ciudades y aplicar el conjunto de principios como estrategia fundamental para reducir emisiones y aumentar la resiliencia urbana frente a los impactos climáticos.
- COHESIÓN SOCIAL VS EXCLUSIÓN Y SEGREGACIÓN: Fomentar activamente la mezcla social (rentas, culturas, edades) a través del diseño urbano y políticas de vivienda, como resultado de la aplicación integrada de los demás principios.
- ACCESO UNIVERSAL A LA VIVIENDA: Garantizar el derecho a una vivienda digna y asequible para toda la población, promoviendo un parque de vivienda diverso y suficiente, priorizando la rehabilitación del existente.
- DOTACIÓN Y DISTRIBUCIÓN EQUILIBRADA DE EQUIPAMIENTOS: Asegurar la accesibilidad peatonal (5-10 minutos) a los equipamientos y servicios básicos para toda la ciudadanía, planificando otros equipamientos a escalas territoriales adecuadas.

TE PUEDE INTERESAR
Retrospectiva y reflexiones sobre la Teoría del Decrecimiento
Metodología: Integración sistémica y medición
La fortaleza del Urbanismo Ecosistémico reside no solo en su visión, sino también en su metodología estructurada: reconocer la interdependencia crítica de los quince principios, teniendo en cuenta que el debilitamiento de uno puede comprometer el funcionamiento del sistema en su conjunto.
Por ello, para evaluar el grado de cumplimiento y equilibrio, lo que se propone es un sistema de indicadores específicos que cuantifican cada principio. Estos indicadores se comparan con valores de referencia (máximos, mínimos o rangos) que actúan como un «sistema de restricciones», definiendo las proporciones deseables para un ecosistema urbano equilibrado.
Esta capacidad de medición y evaluación lo convierte en un marco potencialmente más accionable que otras visiones de sostenibilidad más abstractas. La planificación se aborda, además, en tres niveles o planos urbanísticos interconectados: superficie, cubiertas y subsuelo, permitiendo una gestión integrada de usos, infraestructuras y flujos metabólicos.
La «Supermanzana» como célula operativa
Esta metodología se materializa en una unidad espacial y funcional clave: la «Supermanzana» (Superblock). Definida como un área de aproximadamente 16 a 20 hectáreas (equivalente a unas 9 manzanas del Ensanche de Barcelona, por ejemplo), se considera el ecosistema urbano mínimo capaz de integrar el conjunto de principios ecosistémicos de manera sistémica.
Su funcionamiento se basa en desviar el tráfico motorizado de paso hacia vías perimetrales, pacificando el espacio interior. Esto libera una gran cantidad de suelo (hasta un 70-80%) para usos ciudadanos diversos: estancia, juego, deporte, cultura, intercambio social, y para la implantación de verde urbano y sistemas de gestión de agua o energía. La Supermanzana no es solo una intervención de movilidad, sino la base de un modelo funcional y urbanístico que fomenta la proximidad, la habitabilidad, la biodiversidad y la eficiencia metabólica. Actúa como un fractal que, replicado en red, puede reconfigurar la ciudad existente o estructurar nuevos desarrollos, siendo aplicable a diversas morfologías urbanas, no solo a tramas ortogonales.
Un aspecto crucial, a menudo subestimado, es cómo el principio de «Complejidad vs Simplificación» conecta directamente el modelo urbano con una nueva estrategia de desarrollo económico. Al fomentar la diversidad de actividades, especialmente aquellas intensivas en conocimiento, y al crear las condiciones físicas para su interacción (compacidad, conectividad, espacio público de calidad), el urbanismo ecosistémico propone una vía para que territorios como Canarias compitan en la era digital basándose en la información y el conocimiento, en lugar de la estrategia industrial tradicional fundamentada en el consumo intensivo de recursos naturales (suelo, materiales, energía).
Adoptar este modelo urbano se convierte así en una decisión estratégica no solo ambiental y social, sino fundamentalmente económica, orientada a construir una prosperidad más resiliente y desmaterializada.
La Laguna como laboratorio: anclando la teoría en la práctica canaria

El municipio de San Cristóbal de La Laguna, en Tenerife, emerge como un caso de estudio particularmente relevante en Canarias por su decisión estratégica de adoptar un enfoque basado en la sostenibilidad para guiar su futuro desarrollo territorial. La iniciativa clave es la elaboración de un Modelo de Desarrollo Sostenible (MDS) y un Plan de Acción para las políticas territoriales del municipio, un proceso que ha contado con la asistencia técnica y codirección del propio Salvador Rueda. Este compromiso se ha materializado con la aprobación por el pleno municipal de la Agenda Urbana de La Laguna, fundamentada en dicho modelo.
La iniciativa pionera de San Cristóbal de La Laguna, al adoptar este marco para orientar su Modelo de Desarrollo Sostenible y su futuro Plan General de Ordenación, actúa como un catalizador crucial, demostrando la viabilidad y la voluntad política de implementar estos principios en el contexto canario.
El proceso de elaboración del MDS ha incluido fases de participación ciudadana, buscando incorporar la perspectiva de asociaciones vecinales y otros actores locales en la definición de las grandes líneas del modelo y las medidas para implementarlo. Este enfoque participativo es coherente con los principios de gobernanza y cohesión social inherentes al urbanismo ecosistémico.
La implicación directa de Salvador Rueda en este proyecto permite que los principios y la metodología del urbanismo ecosistémico constituyan la columna vertebral del modelo propuesto para La Laguna. Esta inferencia se ve reforzada por la intención explícita de que el futuro Plan General de Ordenación (PGO) del municipio se base en este MDS.
Además, la alineación del MDS con marcos supramunicipales como la Agenda Urbana Española (AUE) y las agendas internacionales sugiere una convergencia en los objetivos fundamentales de sostenibilidad (eficiencia de recursos, cohesión social, resiliencia, etc.) que son centrales en el planteamiento de Rueda.
Algunas acciones específicas mencionadas en el proceso participativo, como la recuperación de caminos tradicionales, la potenciación de áreas cultivables comunitarias o la innovación en agroecología, resuenan claramente con principios ecosistémicos como «Verde vs Asfalto», «Cohesión Social» y «Complejidad».
La adopción de este enfoque presenta una sinergia clara: La Laguna se beneficia de un marco conceptual y metodológico robusto y probado internacionalmente para abordar sus propios desafíos urbanos, mientras que la teoría de Rueda encuentra un valioso campo de pruebas para su aplicación integral en el contexto específico de una ciudad canaria, con sus particularidades geográficas y socioeconómicas.
Sin embargo, la implementación no estará exenta de desafíos. Será crucial adaptar los principios generales a la heterogénea realidad morfológica de La Laguna, que combina un centro histórico patrimonio de la humanidad con áreas de expansión más recientes y zonas rurales y periurbanas.

TE PUEDE INTERESAR
Regeneración. Un futuro radicalmente diferente está a nuestro alcance
Más allá de La Laguna: Potencialidades ecosistémicas en el Archipiélago
Si bien la iniciativa de La Laguna representa un avance significativo, el potencial para aplicar principios de sostenibilidad estratégica y enfoques ecosistémicos se extiende por todo el archipiélago canario. Existe ya un tejido de iniciativas y políticas en diversos sectores que, aunque a menudo fragmentadas, demuestran una creciente conciencia y capacidad para abordar los desafíos de la sostenibilidad.
Esta diversidad de actuaciones, aunque valiosa, a menudo carece de una visión integradora. Aquí reside una oportunidad clave: el marco del urbanismo ecosistémico puede actuar como un aglutinante estratégico, proporcionando un lenguaje común y una metodología coherente para conectar, alinear y amplificar estas iniciativas dispersas.
El desafío para Canarias no es tanto iniciar acciones de sostenibilidad desde cero, sino integrar y escalar el potencial latente que ya existe en sus instituciones, empresas y sociedad civil, utilizando un enfoque sistémico que reconozca las interdependencias entre los desafíos económicos, sociales y ambientales del archipiélago.
Marco Estratégico: Vinculación con la Agenda Canaria 2030 y los ODS
La transición hacia un modelo de desarrollo basado en el urbanismo ecosistémico no ocurre en un vacío estratégico. En Canarias, encuentra un marco de referencia fundamental en la Agenda Canaria de Desarrollo Sostenible 2030 (ACDS 2030). Aprobada por el Gobierno de Canarias, esta agenda representa el compromiso del archipiélago con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, adaptando los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus 169 metas globales a la realidad y prioridades canarias.
La ACDS 2030 se estructura en torno a cinco dimensiones interconectadas:
- Personas (erradicación de la pobreza, salud, educación, igualdad)
- Planeta (acción climática, vida submarina y terrestre, agua limpia, energía asequible)
- Prosperidad (crecimiento inclusivo, innovación, reducción de desigualdades, ciudades sostenibles)
- Gobernanza Pública (paz, justicia, instituciones sólidas, alianzas)
- Y una quinta dimensión añadida específicamente por Canarias: Cultura, reconociendo su papel transversal en el desarrollo sostenible.
La visión que persigue la ACDS 2030 es convertir a Canarias en un referente de buen gobierno y sostenibilidad social, económica y medioambiental, asegurando el bienestar de las generaciones presentes y futuras. Funciona como una hoja de ruta para acometer las transformaciones necesarias en la década 2021-2030.
La alineación entre los principios del urbanismo ecosistémico de Rueda y los objetivos de la ACDS 2030 y los ODS es notablemente fuerte y estructural. Lejos de ser enfoques paralelos, se complementan y refuerzan mutuamente.
El urbanismo ecosistémico puede entenderse como una metodología espacial y operativa que ofrece herramientas concretas para alcanzar muchos de los objetivos políticos y metas específicas articulados en la ACDS 2030, especialmente aquellos relacionados con el entorno construido, la gestión territorial y los flujos metabólicos.

TE PUEDE INTERESAR
Conocimiento Compartido: El Rol de iniciativas como Géiser
La transición hacia un modelo de desarrollo más sostenible y la implementación de enfoques complejos como el urbanismo ecosistémico requieren no solo voluntad política y planificación técnica, sino también espacios para el diálogo, el aprendizaje mutuo y la colaboración entre diversos actores. Las personas y voces con impacto que participan en Foro Géiser desempeñan un papel relevante en este sentido.
Géiser se define como una comunidad y un punto de encuentro que conecta talento y conocimiento con el objetivo de impulsar la innovación, la sostenibilidad y la empresa responsable en el archipiélago. Opera a través de diversas actividades,con el propósito de generar impacto positivo y fortalecer a las organizaciones canarias en su camino hacia modelos más conscientes y resilientes.
La relevancia de Géiser para la difusión y adopción de nuevas prácticas se manifiesta a través de:
- Conexión Directa con Expertos. Nuestras “Voces con impacto”: El propio Salvador Rueda ha participado como ponente en el Foro Géiser, presentando específicamente sus ideas sobre sostenibilidad urbana, metodologías de innovación aplicadas a la ecología y el concepto de urbanismo ecosistémico. Esto posiciona a Géiser como un canal directo para la diseminación de estos conceptos clave entre una audiencia influyente en Canarias.
- Conocimiento por temáticas: Las discusiones y formaciones sobre cómo integrar la ambición con la colaboración, liderazgo, marketing y comunicación, cómo aplicar la tecnología (como la IA) para el bien social, o cómo implementar modelos de economía circular son fundamentales.
- Plataforma de Intercambio y Colaboración con “Retos y Proyectos”: Géiser actúa como un catalizador para el intercambio de experiencias y buenas prácticas. Ofrece un espacio donde los aprendizajes de iniciativas pioneras pueden compartirse con otros municipios, empresas y organizaciones. Fomenta la creación de redes colaborativas que son esenciales para abordar desafíos sistémicos que trascienden las fronteras sectoriales o institucionales.
Visión y Acción: La oportunidad de Canarias
La confluencia del marco conceptual del urbanismo ecosistémico, el impulso de iniciativas locales como la de La Laguna, la guía estratégica de la Agenda Canaria 2030, configura una oportunidad estratégica única para Canarias. El archipiélago puede trascender la simple respuesta a sus vulnerabilidades para posicionarse activamente como un laboratorio y referente en desarrollo responsable y sostenible en un contexto insular.
El urbanismo ecosistémico, como hemos visto, ofrece una hoja de ruta coherente para ello, permitiendo integrar la regeneración urbana y territorial con la transición hacia una economía descarbonizada y basada en el conocimiento, el fortalecimiento de la cohesión social y el aumento de la resiliencia frente a los desafíos globales.
No hablamos simplemente de una teoría académica más, sino de ofrecer un marco estratégico robusto, coherente y operativo para afrontar los complejos desafíos del siglo XXI y redefinir nuestro modelo de desarrollo. Al considerar las ciudades y el territorio como ecosistemas interconectados, este enfoque proporciona las herramientas conceptuales y metodológicas para abordar de manera integrada las presiones ambientales, las necesidades sociales y los imperativos económicos.
El verdadero potencial para Canarias reside en la integración. Integración de la planificación urbana con la estrategia económica, vinculando la forma física del territorio con la transición hacia una economía del conocimiento y la circularidad. Integración de la protección ambiental con la equidad social, asegurando que la regeneración urbana y la eficiencia de recursos beneficien a toda la población y fortalezcan la cohesión. Integración de la acción pública con la iniciativa privada y ciudadana, fomentando una gobernanza colaborativa capaz de movilizar el talento y los recursos de toda la sociedad.
Canarias se encuentra en una encrucijada. Puede continuar por sendas de desarrollo convencionales, con los riesgos inherentes a sus vulnerabilidades insulares, o puede aprovechar esta oportunidad para liderar con el ejemplo, adoptando un enfoque ecosistémico que le permita construir un futuro más próspero, justo, resiliente y en armonía con su excepcional patrimonio natural y cultural. Por ello, abrazar el urbanismo ecosistémico no es solo una opción para mitigar riesgos, sino una inversión estratégica en la identidad y el futuro a largo plazo del archipiélago.
La llamada es a la acción concertada, a la colaboración audaz y a la voluntad compartida de convertir esta visión en una realidad tangible que posicione a Canarias como un referente mundial en desarrollo responsable.