Mi carrera profesional me ha brindado muchos éxitos, pero también me ha alejado de mi propósito esencial como ser humano. En 2019, una crisis de salud me obligó a alejarme de mi día a día por un tiempo, y en retrospectiva, ese, sería uno de los mejores regalos que pude recibir.
Comencé mi trayectoria en la industria de la comunicación y el marketing en 1985 con una visión idealizada. Con el tiempo, sin embargo, esa visión se iba desvaneciendo. Mis logros profesionales ya no me llenaban de la misma manera, y sentía que estaba atrapado en una carrera obsesionada por las métricas y los resultados, en lugar de valores humanos.
Todos aquellos logros profesionales alcanzados y premios recibidos no servían para hacerme sentir que estaba contribuyendo con mi trabajo a mejorar la vida del otro y dejar un legado, sino todo lo contrario.
Muchos, al leerme, pensarán que estoy negando una evidencia e incluso renegando de mis 39 años de trayectoria en el mundo de la comunicación y el marketing. No es así; más bien, estoy cuestionando un modelo que prioriza números sobre personas.
Creo firmemente en la posibilidad de un liderazgo basado en valores humanos, donde la escucha, el respeto y la colaboración son fundamentales. Este enfoque, centrado en las personas, no solo promueve el éxito organizacional, sino también el bienestar individual y colectivo.
¿Qué es el liderazgo humanista?
Juan Carlos Bermejo y Ana Martínez, en su obra «Humanizar el Liderazgo», subrayan con precisión la universalidad del lamento por la deshumanización, que abarca diversos ámbitos de la vida humana, incluido el ejercicio del liderazgo. Indudablemente, el líder de cualquier organización o grupo ejerce una influencia, tanto positiva como negativa, a través de su manera de ser y de actuar, afectando la calidad de las relaciones humanas, así como los servicios que se ofrecen.
En los últimos tiempos, ha surgido en el ámbito empresarial una creciente conciencia sobre la importancia de integrar la gestión organizacional con el liderazgo y la humanización. Es innegable que la gestión empresarial demanda empresarios y directivos audaces, dotados de visión de futuro, convicción, una comprensión profunda de los mercados, así como estrategia y eficacia. Sin embargo, ¿es esto suficiente para lograr una mejora continua? La respuesta es negativa.
El propósito del liderazgo humanista radica en priorizar el bienestar de las personas sobre los beneficios, promoviendo así la sostenibilidad empresarial.
Si bien es cierto que toda empresa necesita beneficios para prosperar y sobrevivir, un enfoque humanista del liderazgo permite que tanto las empresas como las personas alcancen un desarrollo próspero. Esta idea queda encapsulada de manera elocuente en la célebre frase de mi admirado consultor y presidente de la Barcelona Peter Drucker Society, «crecer haciendo crecer«.
El liderazgo humanista centra sus esfuerzos en crear un entorno donde todos se sientan seguros, escuchados, respetados y valorados.
El líder humanista conecta con cada uno de nosotros para hacernos llegar una visión clara y compartida en relación con los objetivos de una organización.
El líder humanista promueve:
- la escucha empática
- la comunicación abierta
- la palabra
- la responsabilidad compartida para contribuir a la consecución colectiva del éxito.
El pensamiento humanista en las organizaciones trabaja junto a cada líder para que éstos sean conscientes de los sentimientos de las personas que les acompañan y para crear un entorno motivador que permita desarrollar las habilidades individuales y colectivas.
Un mundo “transformer”
El ser humano, la sociedad y, por defecto, las empresas como concepto, no pueden dejar de transformarse. Estamos frente a un momento de grandes cambios de pensamiento, en el que nos preguntamos por el papel de la tecnología o si tiempos pasados fueron mejores.
Steve Wozniak, cofundador de Apple, en una entrevista publicada en el diario español El Mundo, mostraba su deseo de volver a la era anterior a internet.
Estamos frente a un momento en el que las nuevas generaciones se preguntan por su verdadero papel en un mundo «fake». Estudios post pandemia publicados por Edelman Trust Barometer, ponen de manifiesto una clara desafección por parte de la sociedad en general, con los líderes políticos, económicos, religiosos y sociales.
En un mundo cada vez más cambiante, es necesario un liderazgo humanista que evite los errores y tome decisiones basadas en el aprendizaje constante. Esto requiere una buena comunicación entre los líderes y los empleados, para generar una cultura de innovación, colaboración y compromiso.
El líder humanista se enfoca en alcanzar resultados comunes y motivar a su equipo para que logren sus metas individuales y colectivas.
Reconociendo que los errores son parte del proceso de aprendizaje, el líder humanista fomenta la creatividad y el espíritu emprendedor; siendo fundamental para el éxito y la sostenibilidad de una organización en un entorno en constante cambio.
La humanización de la gestión debe ser el objetivo principal de los líderes y el motor que impulse la innovación y el éxito.
Cómo poner en práctica el liderazgo humanista
Para alcanzar esta visión, es vital adoptar las siguientes diez claves de la acción directiva:
- Liderar es guiar y acompañar. Alejémonos del narcisismo y abracemos el empoderamiento de nuestros equipos, dejando de brillar para iluminar.
- Situemos a las personas en el centro de la gestión empresarial, empatizando con sus necesidades e inquietudes, y comprometiéndonos con la Cultura Organizacional.
- Contribuyamos a la sostenibilidad del planeta y al bienestar de las personas, definiendo con claridad nuestro propósito y alineando los valores.
- Generemos confianza a través de la sinceridad, generosidad y comunicación transparente y veraz, promoviendo un liderazgo humanista capaz de transformar.
- Recuperemos la conexión e interacción entre personas, áreas o grupos de trabajo, fomentando formas de trabajo flexibles y colaborativas más allá de tecnologías y procesos.
- Apostemos por la diversidad y la inclusión, reconociendo que la riqueza de las organizaciones radica en las personas y en sus diversas opiniones, culturas y colectivos.
- Conectemos con los 5 sentidos del liderazgo humanista: Identidad, Trascendencia, Dirección, Responsabilidad y Consciencia.
- Desarrollemos los siguientes 5 Superpoderes: posteridad inclusiva, humildad genuina, escucha empática, ecología emocional y gratitud.
- Establezcamos KPI’s que pongan el compromiso de todos y con todos en el centro de nuestras organizaciones, evaluando el Índice de Humanización de nuestra organización.
- Difundamos esta nueva consciencia empresarial para inspirar un cambio significativo en el entorno empresarial.
El futuro, se anticipa con datos reveladores que las empresas con propósito liderarán el mercado. La eficiencia en el uso de recursos y la gestión transparente y responsable serán fundamentales para alcanzar la sostenibilidad organizacional.
Integrar los valores del liderazgo humanista en la cultura empresarial implicará una revisión de los indicadores de transformación tradicionales. Los nuevos KPI deberán reflejar aspectos como:
- satisfacción
- compromiso de los empleados
- desarrollo profesional
- productividad
- calidad de vida laboral
- comunicación
- innovación
Los modelos de negocio que quiera ser sostenibles en el tiempo, deberán enfocarse en crear una cultura humanista, utilizando eficientemente los recursos y promoviendo la transparencia y la responsabilidad en todas las dimensiones: económica, social, medioambiental y emocional.
Estos aspectos no solo definirán un nuevo concepto de éxito empresarial, sino también contribuirán al bienestar de la sociedad y al cuidado del planeta
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