La leyenda del bambú. Una manera diferente de entender el desarrollo personal.

Se estima que existen alrededor de 1.718 especies de bambú reconocidas científicamente.  A su vez, estas se clasifican en aproximadamente 128 géneros diferentes. Diversos, como nosotros y polifacéticamente adaptables, como las mil maneras que tenemos de afrontar nuestro desarrollo personal.

El bambú es una planta fascinante. Dura, fuerte, flexible, sencilla. Bella.

Sus usos y utilidades, innegables. Lejos de ser una simple especie ornamental que representa el equilibrio feng shui, desde hace siglos es un recurso natural imprescindible dentro de la cultura asiática como material de construcción, la música y el sustento como la calefacción, la ropa, la fabricación de mobiliario y utensilios o la alimentación. Y a día de hoy representa un recurso sostenible innovador que trasciende como material renovable y ecológico con alto valor  y aplicaciones infinitas, que ofrece un sinfín de ventajas técnicas y medioambientales.

Su historia de crecimiento, una lección.  Y es que resulta que durante los primeros años permanece bajo tierra y aparentemente no hace nada. Algo inusual en el mundo botánico, pero una hazaña extraordinaria de paciencia, perseverancia y confianza que llevada a nuestro día a día, ofrece un espacio para la reflexión.

Lo que me hace pensar en una historia que leí hace tiempo y quiero compartir contigo:  La leyenda del bambú chino.

La leyenda del bambú. Una manera diferente de entender el desarrollo personal.

La historia comienza con una persona profundamente decepcionada con su vida. Trabajaba muy duro todo el día y se esforzaba, pero siempre sentía que no alcanzaba a entender esa mecánica rutinaria que lo imbuía todo y a veces le impedía avanzar, haciendo que sintiera vacío y frustración. Por ello un día decidió dejarlo todo y se exilió al bosque. 

Allí se encontró con un ermitaño y al verse este, curioso, le preguntó qué hacía allí. De manera honesta, abriendo su corazón, le contó que simplemente sentía desorientación: “A veces no entiendo el mundo. Cualquier impedimento o imprevisto me frena”. Y continuó hablando, de manera cabizbaja: “Usted es libre aquí. Su paz transmite seguridad y confianza y a mí me gustaría preguntarle: ¿Sabe la razón por la cual no encuentro una manera de mantenerme firme y crecer?”

El ermitaño sonrió y le pidió que lo acompañara. Caminaron juntos por un sendero y en un pequeño claro, entre los árboles, le mostró dos plantas: “¿Ves ese helecho y ese vigoroso bambú?” Y le contó entonces que había plantado las semillas de ambas plantas al mismo tiempo. Le dijo: “Cuidé bien de ambas. Les di sustrato, agua y la luz del sol necesarios. El helecho creció rápidamente en poco tiempo, pero el bambú no”.

La persona, aún confusa, preguntó a qué se debía.
El ermitaño continuó: “Ver el helecho crecer me llenaba de alegría. Seguí alimentando el bambú durante cuatro años, pero no pasó nada. No había signos de crecimiento. Pero no abandoné y continué cuidándolo. Al quinto año, el bambú brotó y creció casi 30 metros en dos meses”. 

¿Cómo es posible? fue la siguiente pregunta…

El Ermitaño sonrió y le explicó que el bambú utiliza toda su energía para crecer por debajo de la tierra y desarrollar su fuerte sistema radicular que le ayudará a crecer con vigor. El bambú primero desarrolla unos cimientos fuertes, que son los que le van a ayudar a sostenerse durante toda su vida. Añadiendo acto seguido: “¿Entiendes ahora la importancia de confiar y que todo esfuerzo radica en construir una buena estructura desde donde afianzarnos, para crecer como realmente deseamos?”

Y con esta leyenda oriental, que es un auténtico legado, no puedo evitar pensar en la paciencia. Pero sobre todo en la persistencia, la fe y en esa labor que todos debemos hacer (y no siempre hacemos) para conocer nuestro potencial, crecer y afianzarnos, reconociendo a su vez el potencial de los que nos rodean. Esa es la base y la raíz (nunca mejor dicho) del crecimiento.

Es innegable que las cosas llevan su tiempo, no podemos precipitarnos. 

Al igual que el bambú necesitamos varios años para establecer unos cimientos sólidos, trabajando en nosotros mismos de manera consciente para poder llegar a nuestros objetivos. Puede que no veamos progresos durante un tiempo, pero eso no significa que no estemos avanzando.

A veces, pasamos años trabajando en nuestros fundamentos, desarrollando nuestras habilidades y conocimientos, sin ver resultados inmediatos. Sin embargo, este trabajo silencioso y constante es esencial para alcanzar nuestro máximo potencial.

Así que al igual que el bambú desarrolla sus fuertes raíces para sobrevivir en el futuro, nuestro cometido es construir unos cimientos sólidos para alcanzar el éxito personal y profesional. No hay que rendirse ante una situación difícil. Aunque sientas que tu progreso es lento en comparación con el de los demás o que los brotes no terminan de salir, sigue trabajando en ti mismo, en ti misma.

Te invito a asimilar esta historia no desde el rol de jardinero paciente y observador, sino desde la perspectiva de la propia planta. La que desde el interior se afana en tejer un laborioso entramado de raíces sanas que se asientan a la tierra de manera firme antes de dar lo mejor de sí cuando sale a la superficie. Porque, y esto es algo que no debemos olvidar: NOSOTROS NO DEJAMOS DE CRECER NUNCA.

El trabajo de desarrollo personal es un camino único. El saber el cómo y el para qué crecemos, una responsabilidad. Por eso me dedico a acompañar a las personas en su camino de crecimiento, autoconocimiento y desarrollo profesional, a través del Modelo DISC para empezar ese camino.

Una herramienta utilizada para entender el comportamiento de las personas en el contexto de una organización, descubriendo las distintas formas de interactuar y reaccionar ante situaciones laborales o de equipo, para un liderazgo efectivo. A partir de ahí, seguimos caminando a través de múltiples caminos que nos ayudarán a ser mejores personas y mejores líderes, tanto de nosotros mismos como de los demás si manejamos equipos, familias, alumnos, etc…. 


IMAGEN | zoo monkey para Unsplash

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